martes, 25 de mayo de 2010

VIGENCIA DEL PROYECTO NACIONAL Y LATINOAMERICANO

La Patria cumple 200 años de la Gesta de Mayo de 1810 y de liberación continental, los militantes políticos, dirigentes sociales, trabajadores, empresarios, productores, educadores, personalidades de la cultura e intelectuales de la ciudad de Resistencia, la Provincia del Chaco y la Nación Argentina, necesitamos algo más que festejos: llegar a los 200 años de existencia de la Patria sentando bases definitivas para un modelo económico de acumulación con inclusión social.





Desde 1810 a nuestros días, no se ha logrado resolver la contradicción entre el proyecto nacional y el proyecto colonial. El Centenario nos encontró con un modelo agroexportador atado indefectiblemente a los intereses económicos de Inglaterra y de una oligarquía agrícola – ganadera, que se desplomó producto de los ciclos económicos internacionales de los que dependía, dejando como saldo gran miseria en nuestro pueblo.

El modelo económico y social del peronismo, basado en la sustitución de importaciones y la justicia social con el que los trabajadores argentinos pudieron participar del 50% del Producto Bruto Interno, fue demolido por los golpes de estado cívico militares que abrieron el proceso del modelo neoliberal de transferencia, profundizado por los gobiernos democráticos de fines del siglo XX. La crisis económica y política que estalló en el 2001 evidenció las tensiones sociales contenidas y puso en debate este paradigma hasta entonces hegemónico.

Este 25 de mayo, Bicentenario de la Patria, el panorama es distinto, pero a su vez incierto. Los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández han vuelto a poner sobre la mesa la discusión de un Proyecto Nacional y Popular, ubicando nuevamente al Estado como rector de las políticas públicas, gestando políticas macroeconómicas de envergadura en esa dirección, planteando un modelo de acumulación basado en una economía diversificada y recuperando participación de los trabajadores en la renta nacional, retomando junto a otros líderes del continente el camino de la hermandad latinoamericana, legado histórico de los Libertadores de América, como San Martín, Bolívar, Juana Azurduy, Sucre y O Higgins, quienes, junto a otros, concibieron la idea de soberanía nacional en un marco de unidad continental.

Pero las clases dominantes que desde siempre intentan que esta contradicción no se resuelva, y sólo han sabido dilatarla en el tiempo, aún hoy no son lo suficientemente hábiles para definir un modelo de país, que sin dejar de ser favorable a sus intereses económicos, logre incluir a las mayorías.

La derrota en el Congreso Nacional ante el intento de tomar una de las medidas más claras en cuanto a distribución de la riqueza, diversificación productiva, apropiación de la renta extraordinaria y control de precios internos frente a la especulación financiera, fue un duro golpe para este modelo y comenzó a dar nuevamente forma a una derecha enquistada en las empresas de multimedios y las entidades oligárquicas y conservadoras, hoy vinculadas a la producción sojera, que añoran melancólicos volver a la Argentina exportadora de materias primas y receptora del capital especulativo, a un país pensado desde el puerto.

La juventud y la formación del modelo nacional definitivo

La Juventud de principios del siglo XXI es hija de la generación diezmada por la dictadura, una generación que con su aciertos y sus errores, tenía un claro compromiso político con un proyecto nacional. El genocidio de esta juventud no fue sólo físico, fue político y cultural, para formar una nueva generación dirigencial (política, económica, productiva, social y cultural) en los postulados de las fundaciones del neoconservadurismo, en ideas y concepciones foráneas.

El modelo económico, social y cultural del Bicentenario necesita una generación de líderes que piensen y construyan la Argentina del siglo XXI. Una generación que encarne con mística de gesta la misión de pensar de manera estratégica e integral un proyecto nacional de soberanía y liberación, como lo hicieron los líderes de Mayo, nuestros Libertadores, la generación del ’37, los estudiantes de la reforma universitaria, los jóvenes que fundaron FORJA, los que protagonizaron el Cordobazo, los que formaron el peronismo y su prolongada resistencia democrática, y los luchadores populares que resistieron el liberalismo en los ´90.

Es imprescindible buscar nuestro futuro como Patria en nuestro pasado histórico, en las ideas nacidas en este suelo, en las experiencias y vivencias de nuestro pueblo, para recuperar la autoestima como nación, para poder pensar desde una visión vernácula en la consolidación de un estado democrático, de una democracia participativa, de una estrategia dirigida a la utilización soberana de los recursos naturales y energéticos, de un proyecto económico de acumulación con justicia social, de la necesaria formación educativa y cultural para el proyecto de nación.


Pensar una Argentina de acá al futuro, recuperando centralmente el carácter político de nuestro accionar, esto es centralmente tener una iniciativa orientada no solo a resolver los problemas de lo “social” sino a dejar en claro una postura, un criterio de cómo debe moverse el Estado, la economía, la cultura y la sociedad.

Recuperar la acción y la iniciativa desde la política supone un proceso lento pero decidido de modificar las formas y las acciones principales en las que se asientan las bases de la construcción del proyecto nacional y popular.

Posicionarse, asumir espacios de gestión, tener capacidad de conducir son tareas para las cuales esta generación de dirigentes y militantes debe formarse y capacitarse. Se acaba un tiempo y comienza otro, donde el perfil militante se asienta sobre la discusión de la profundización del modelo productivo y de inclusión social que comenzó a ser realidad en argentina a partir de mayo de 2003.

Consejo Local Resistencia – Partido Justicialista Resistencia, Mayo de 2010.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario